lunes, 3 de junio de 2013

Década ganada por Latinoamérica

"+" Latinoamérica tiene como antecedente más cercano haber atravesado por una década de crecimiento y expansión para sus economías, con un impacto en la calidad de vida de sus pueblos en términos de inclusión social como pocas veces demostró la historia en la región. El respaldo de veracidad lo despliegan los índices que desde distintos organismos internacionales relevaron en informes estadísticos y estudios publicados en este último tiempo. Los resultados directos de una distribución de la riqueza con mejoría para los sectores desplazados indujeron a concluir que esta última etapa fue la década latinoamericana. Conceptualizados como países en desarrollo o emergentes, este conjunto de naciones que mostró al mundo, en esta última década, una realidad opuesta a la de Europa Central, y los EE.UU, hoy, se posicionan en un marco global con más presencia y márgenes de negociación mayores que indudablemente generó un crecimiento sostenido durante los últimos diez años. Con gobiernos legitimados constitucionalmente que a partir de dediciones políticas, enmarcadas en proyectos de nación concretos avanzan a pesar de la oposición del capital concentrado, y las elites económicas en la región se consolida la tendencia opuesta a un neolibelarismo en crisis. . Después de haber atravesado una década de los ’90 que prácticamente quebró las economías regionales los índices económicos y sociales, en los países de América del Sur y el Caribe están por encima de las economías centrales. En estos países, la superioridad de los sectores financieros controlando sus economías y sometiendo a los Estados y los sectores políticos a los designios de un pensamiento heterodoxo monetarista, generó que las principales potencias económicas dieran un vuelco negativo en las principales variables económicas y sociales. La fragilidad del poder político posiciona a los principales organismos internacionales económicos y sus recetas de austeridad como la única salida de la actual crisis, supeditando el debate social a las decisiones de un sistema bancario dispuesto a no abandonar sus prácticas especulativas por encima de producción y la generación de empleos. Sin embargo, para países de América del Sur y el Caribe esta última década es una década ganada por los gobiernos populares caracterizada por el ascenso social, el empleo y el desarrollo económico, con un crecimiento salarial con índices por encima de los puntos inflacionarios. Por otro lado una recesión sin precedentes. Una crisis que tuvo como epicentro los EE.UU. en el 2008. Sus consecuencias evidenciaron el fin de una hegemonía mundial pero también del paradigma político económico que en nuestra región fue desalojado a principio de siglo. El neoliberalismo hoy se lleva todas las tapas de los principales diarios anunciado recortes, despidos, desempleo, y recesión bajo la consigna de austeridad. El poder político debilitado deja que el sacrificio recaiga sobre las espaldas del los sectores de menores ingresos. Los datos para nuestra región son incontables, con un baja en el desempleo que llega a un porcentaje mejor que las ultimas 3 décadas alcanzados niveles de 6,2; con una inversión extrajera en la región que muestra un crecimiento importante, el caso de la Argentina tira por la borda el discurso opositor que habla de un país aislado al registrar un en el 2012 crecimiento del 27 %.Como estos podríamos mostrar un sin número de datos estadísticos similares que indican como los países latinoamericanos se encuentran en una etapa de mejoras para sus pueblos. En una senda política diferente lograron imponer un criterio de soberanía en el manejo de sus derechos e identidad a pesar de la gran oposición mediática. Este momento histórico de la década ganada por los gobiernos populares latinoamericanos nos obliga construir ámbitos de análisis y estudios sobre las estrategias regionales que identifiquen el accionar coordinado desde la Unasur y la Celac. Para ello tenemos que profundizar y ampliar las fronteras de conocimientos más allá de nuestros límites territoriales y conceptuales para institucionalizar el proceso Latinoamericano actual con el fin de incentivar el pensamiento regional desde un punto de vista estratégico. Este nuevo orden mundial donde los países emergentes con sus inmensas economías como China, Brasil, La India morigeran la hegemonía de los EE. UU. permiten además mayores márgenes de negociación también para los países latinoamericanos. Mayores grados de integración son necesarios para fortalecer los vínculos. En la actualidad, las decisiones políticas en ese sentido lograron procesos de integración inéditos. Mientras el avance de los gobiernos populares tienen que enfrentar poderes económicos financiando intentos de desestabilización en la región, o a los sectores financieros utilizando sus bancos para generar mecanismos de fuga de capitales, con el fin de debilitar las economías; con una fuerte presión sobre una clase media que traiciona sus propios intereses por defender sus prejuicios difundidos y apoyados por los principales monopolios mediáticos. En ese contexto de tensión avanza este nuevo orden también en Latinoamérica es nuestra responsabilidad incentivar la creación de ámbitos institucionales y educativos que incorporen esta realidad inmediata y coyuntural para poder leer también nuestro proceso antes de que sea sólo una historia

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