viernes, 5 de julio de 2013

El proyecto de país en debate

En este último tiempo tenemos la posibilidad de presenciar un debate sobre el manejo de las políticas de Estado. Hay muchas generaciones que no pudieron vivir un presente igual. Por eso, para los que crecimos con los relatos que nos dio la Argentina, con esa trama que la historia tejió con tensión para nosotros, el peronismo es parte de nuestra identidad. Por las reivindicaciones fundamentalmente. Por ese giro que hace que todo un pueblo quiera a un líder en el momento presente como quiso el pueblo argentino a Perón. La historia de la humanidad se hace también por la luchas de los derechos. Perón sabía que la justicia social en la Argentina había comenzado con él. Eso, la historia lo entendió así. Su relato se reescribe permanentemente después de casi 40 años. Seguramente, van a ser por muchos años más, décadas, siglos quien sabe. Lo cierto es que nuevas generaciones encontraron ese relato donde astros como Perón, Evita, Néstor Y Cristina crearon ese espacio en el que la memoria del pueblo vive con mucha identidad. Esa revitaliDAD es la que nos ubica en el presente y nos invita a participar de la historia de mañana. A partir de este debate se impone una agenda relacionada a la puja de poder por la disputa de un direccionamiento. Se habla del poder de las corporaciones, el poder de los medios, el poder popular, el poder del Estado y su posibilidad de orientar un proyecto de país que se esta construyendo desde hace siglos. Hoy, en estas nuevas condiciones históricas en la que se expresa este debate, nos encontramos con hechos similares de la historia. En la actualidad la posibilidad de que los debates y los análisis diarios sean transmitidos por millones de pantallas aclara mas que oscurece, porque las formas de la mentira, las estrategias para generar miedo y terror van perdiendo actualización. Y, se puede repetir muchas veces una mentira, y hacer que se transforme en una verdad, pero lo que no se puede es poner siempre las mismas caras de payasos para que la digan. De todas maneras, restarle fuerza a la capacidad mediática y su influencia, es un grave error. Porque está claro que si lo pudieran hacer, pondrían en tensión permanente la estabilidad de las instituciones democráticas. Lo cierto es, que también la experiencia se transmitió para nosotros a través del tiempo. Y la acumulación de errores sirvió para mostrar un proceso político y económico que lleva más de diez años con muchas posibilidades de extenderse por diez más. La diferencia con nuestra oligarquía es que ellos aun piensan en un esquema de las grandes familias. Nosotros acunamos la palabra pueblo. Donde ése, nuestro árbol genealógico tiene nombres de grandes hombres y mujeres. Inmensos en su compresión, inagotablemente pacientes y absolutamente entregados a su tarea, la que el pueblo les encomendó. En la actualidad, el cambio de época terminó con el miedo y respeto como una relación directa de causa y efecto. Desde este punto de vista, los resultados en las urnas son más complicados para el conservadorismo argentino. Porque el debate se multiplica y porque ellos necesariamente necesitan esconder el proyecto económico que piensan ejecutar si obtienen el poder. Para ocultar sus verdaderas intensiones sólo tienen artimañas demasiado conocidas, impostaciones desmesuradas, y caras con sonrisas falsas igual que en la década del ´90. La diferencia de esa época con estas es que nuestro pueblo ya conoce esos trucos. Mirarnos como argentinos nos hace crecer. Es nuestro momento de reflexión. Una vez terminado el proceso electoral llegaremos con una síntesis, instancia de madurez indiscutida y evaluaremos si nuestra participación tuvo la influencia deseada sobre la dirección que vaya a tomar el país. También sabremos que nuestra ausencia el día de mañana no va ser tan importante si existen compañeros que militen como esta militando hoy la Argentina.

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